domingo, enero 30, 2011

Se acabó

El viernes pasado, a mediodía, el jurado dio por aprobada la tesis y la calificó de excelente. Y yo tengo mucho que agradecer. Así que aquí les copio del documento mismo....

Si bien la realización de estudios doctorales es casi siempre un largo camino solitario y difícil, no hubiera podido recorrerlo sin la participación decidida y comprometida de diferentes personas y organismos que han ayudado a que esto sea posible.

Quiero, ante todo, agradecer a mis directores de investigación, Manuel Crespo y Francisco Loyola, quienes aceptaron mostrarme el camino. Sus apreciaciones justas, sus consejos útiles y sus palabras de apoyo me permitieron terminar mis estudios en un tiempo razonable, a pesar de los altos y bajos propios de este tipo de procesos.

También quiero agradecer, especialmente, al decano Michel Laurier, cuya confianza y consejo fueron claves en mi desarrollo profesional, durante mis años de estudios en la Facultad. A Marc André Deniger, quien desde sus clases y su puesto como responsable del programa de formación constituyó una fuente inagotable de inspiración y de apoyo. Rocelyne Garon, André Brassard, Guy Blais, excelentes profesores cuyos cursos me permitieron obtener una base sólida para llevar a cabo el trabajo de investigación.

Inestimable ha sido también la ayuda brindada por el doctor Marcel Deneux, quien dio un aporte fundamental, no solamente en lo que corresponde a traducción y corrección de textos en francés, sino también en lo que cabe, a los razonamientos lógicos y rigurosos que una mente científica percibe y cuestiona con habilidad.

De la misma manera, las observaciones esclarecedoras y rigurosas del personal académico del Department of Educational Administration and Policy Studies, de la facultad de educación de la Universidad de Albany, estado de Nueva York, han sido muy valiosas.

Quiero expresar de la misma forma, mi profundo agradecimiento a las profesoras de la División de Educación Rural y del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional en Costa Rica que con sus aportes académicos y también con sus palabras de apoyo solidario y de amistad, me permitieron seguir adelante muchas veces.

Mención especial merecen además Rodrigo Soto, Enrique Vega, Nancy Torres, sin cuya ayuda la etapa de trabajo de campo no hubiese sido posible. En muchos momentos, tuve también la apreciable ayuda de Jean François Dernin, bibliotecario y Rejean Dutil, técnico informático, ambos funcionarios dedicados de la Facultad de Educación de la Université de Montréal.

Quiero agradecer particularmente a la Junta de Becas y a las diferentes instancias de la Universidad Nacional por haber subvencionado en parte estos estudios, al Colegio de las Américas (COLAM) y la Organización Universitaria Interamericana (OUI) –especialmente a Patricia Gudiño-, por su apreciable apoyo a las actividades académicas en las cuales tuve el honor de participar. Invaluables han sido también los apoyos económicos en forma de becas de la Facultad de Educación, de la Facultad de Estudios Superiores de la Université de Montréal y del Centro de Investigación Interuniversitaria en formación y la profesión docente (CRIFPE, por sus siglas en francés).

Imperecedero agradecimiento a los expertos, maestros y niños de los dos países seleccionados quienes donaron su tiempo, su experiencia y su trabajo para que el resultado de este trabajo fuera posible.

No quiero dejar de agradecer de manera profunda a todo el equipo médico que se ocupó de mi salud, durante mis estudios. A mi dulce enfermera Renée Roy, al oncocirujano Dr. Claude Potvin, y su equipo de investigación. A ellos debo mi vida y la culminación de mis estudios.

Agradezco especialmente a mi familia, a mi madre que –aunque lejos- siempre apoyó mis esfuerzos. A mi padre, quien desdichadamente no pudo presenciar el final de esta aventura. Mis hermanos y sobrinos quienes a través de internet acompañaron mis estados de ánimo y mis vicisitudes. Mis hijas, que abandonaron su país para acompañarme, que aprovecharon este tiempo para crecer, estudiar y convertirse en dos mujeres interesantes, apoyando todo el tiempo mi trabajo.

Especial agradecimiento a Eduardo, compañero de vida, padre dedicado y marido ejemplar, colega que compartió desvelos intelectuales, enfermero que cuidó de mí durante mis tratamientos, crítico implacable que revisó textos, que discutió hasta altas horas de la madrugada, este doctorado no hubiera sido posible sin su apoyo permanente.

En fin, quiero agradecer a todos esos que han creído en mí, mis amigos de aquí y de allá. Por último, pido disculpas por los nombres que no menciono, pero que guardo en la más alta estima por esas muestras de apoyo, durante todos mis estudios. Son muchos. Gracias, a todos.